17 rue des Braves, 13007 Marseille
Le Petit Nice - Passedat, un establecimiento de cinco estrellas impregnado de elegancia y tradición, invita a los viajeros a una experiencia única a orillas del Mediterráneo. Inaugurado en 1917 por Germain Passedat, abuelo del actual chef con estrella Michelin Gérald Passedat, este hotel marsellés es mucho más que un lugar de estancia: es un verdadero homenaje a la ciudad y su mar. Ubicado en la Corniche, con una vista impresionante sobre las islas Frioul y el Castillo de If, Le Petit Nice ofrece un entorno tranquilo e íntimo, donde cada momento se disfruta frente a la inmensidad azul. La ubicación excepcional permite disfrutar de una calma absoluta estando a solo unos minutos del vibrante corazón de Marsella.
Las habitaciones y suites, diseñadas por el arquitecto Rudy Ricciotti, expresan la simplicidad y elegancia mediterráneas, con materiales en bruto y líneas depuradas. Los espacios, inundados de luz, están deliberadamente abiertos y sin particiones para preservar la vista al mar y el horizonte. La decoración fluida permite que el entorno exterior, un verdadero cuadro vivo del Mediterráneo, ocupe todo el lugar. Las habitaciones, que van de 27 a 90 metros cuadrados, ofrecen un confort moderno con aire acondicionado, baño privado, minibar y televisión, combinando así refinamiento y tecnología.
Para momentos de bienestar, el hotel propone un nuevo espacio de "wellness" que incluye un hammam, un baño japonés y una sala de deportes. A pocos pasos de su habitación, una piscina de agua de mar climatizada le invita a la relajación de marzo a octubre. Aquellos que deseen prolongar la experiencia de relajación pueden disfrutar de un acceso privilegiado al Château Berger, un centro de talasoterapia situado cerca, a lo largo de la famosa Corniche Kennedy.
En cuanto a la gastronomía, Le Petit Nice brilla por su restaurante de tres estrellas en la guía Michelin, donde el chef Gérald Passedat magnifica los productos del mar con una notable inventiva. Inspirado por el Mediterráneo y sus tradiciones culinarias, Passedat destaca especies olvidadas, con más de sesenta y cinco variedades de pescados locales, como la dorada, el pagro, la pescadilla y el dentón. Entre los imprescindibles, la Bouille Abaisse, interpretación personal de la bullabesa marsellesa, encanta por su ligereza y sus sabores yodados. La lubina Lucie Passedat, otro plato distintivo, se suma a esta profunda inmersión culinaria.
La terraza del restaurante, abierta al mar, ofrece una vista espectacular. Cada plato servido se convierte en una celebración del mar, sublimado por el marco encantador de las olas y el horizonte. Más allá del restaurante, el bar Le 19-17, al borde de la terraza, es un lugar privilegiado para degustar cócteles y pequeños bocados, en una atmósfera relajada e íntima. El entorno es ideal para tomarse el tiempo de disfrutar de un momento de calma, con un vaso en mano, contemplando el Gran Azul y los relieves de las islas circundantes.
La cocina de Passedat, arraigada en la cultura marsellesa, refleja un profundo respeto por la naturaleza y los recursos marinos. Inspirado en las tradiciones mediterráneas, el chef resalta ingredientes locales, desde pescados hasta vegetales y frutas bañadas por el sol. Sus creaciones expresan la esencia del terruño a la vez que revelan sabores audaces y refinados. Aquí, cada plato está diseñado como una exploración sensorial, entre tierra y mar, convirtiéndose en una experiencia memorable para los comensales.
Le Petit Nice no se limita a la gastronomía: también encarna una filosofía de hospitalidad discreta, donde cada detalle está pensado para ofrecer una estancia serena y revitalizante. El hotel dispone de un aparcamiento privado con estación de carga para vehículos eléctricos, así como una recepción abierta las 24 horas y conexión Wi-Fi accesible en todo el establecimiento. Estos servicios garantizan una comodidad óptima para los viajeros en busca de una estancia sin preocupaciones, combinando lujo y tranquilidad.
Al alojarse en Le Petit Nice, se sumerge en el alma de Marsella. Aproveche su estancia para descubrir esta ciudad rica en historia y cultura. A solo tres kilómetros, el Vieux-Port ofrece un paseo emblemático donde se mezclan barcos, mercados y terrazas animadas. No se pierda la Basílica de Notre-Dame de la Garde, que domina la ciudad y ofrece una vista impresionante de la costa mediterránea.
Para una inmersión artística, el Mucem (Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo) le espera con sus cautivadoras exposiciones y su audaz arquitectura. Continúe su descubrimiento con el museo Cantini, dedicado al arte moderno y contemporáneo, donde se exhiben obras de artistas como Picasso y Miró.
En cuanto a la gastronomía, Marsella está llena de buenas direcciones. El restaurante Chez Fonfon, cerca del Vallon des Auffes, es famoso por su auténtica bullabesa, mientras que La Table du Fort ofrece una cocina francesa inventiva con productos frescos de la región. Si busca un ambiente más relajado, la brasserie Le Miramar, en el Vieux-Port, es ideal para saborear platos de pescado y mariscos frente al mar.
Para un toque de aventura, embarque en un crucero hacia las calas de Cassis, o explore las islas Frioul, verdaderas joyas naturales frente a las costas de Marsella. Estas excursiones completan maravillosamente una estancia en Le Petit Nice, entre relajación, descubrimientos culturales y placeres gastronómicos.
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