280 boulevard Michelet, 13008 Marseille
Desde el momento en que penetras en el recinto de la Cité Radieuse, una sensación particular te acompaña. El hotel Le Corbusier, instalado en dos pisos de este emblemático edificio diseñado por el arquitecto del mismo nombre, invita a vivir una experiencia que va más allá de una simple estancia hotelera. Este lugar, inscrito en el patrimonio mundial de la Unesco, no se parece a ningún otro en Marsella.
Aquí, cada detalle refleja la visión utópica de un hombre que supo hacer dialogar arquitectura, funcionalidad y arte de vivir. El hotel propone mucho más que un alojamiento: te permite habitar la obra de Le Corbusier durante tu estancia. Lejos del tumulto del centro de la ciudad pero a pocos minutos de las playas del Prado y del estadio Vélodrome, disfrutas de un entorno residencial tranquilo, verde y bien comunicado por transporte público.
Las habitaciones no buscan impresionar por su lujo, pero seducen por la coherencia de su diseño. Concebidas según los principios del Modulor, presentan volúmenes bien definidos, líneas claras y una estética decididamente modernista. Cabinas, estudios con vista al mar, habitaciones amplias o minisuites adaptadas para personas con movilidad reducida: todas han conservado el alma original del lugar integrando a la vez los equipamientos necesarios para el confort actual.
Algunas habitaciones ofrecen una vista despejada al Mediterráneo, otras se abren al follaje del parque circundante. Los materiales, los colores, los muebles de época escogidos o diseñados por Le Corbusier, Charlotte Perriand o Gaetana Aulenti refuerzan la impresión de estar alojándose en un fragmento vivo del siglo XX. El conjunto ha permanecido fiel al espíritu inicial, incluyendo sus pequeñas irregularidades, asumidas como auténticas huellas del pasado.
En el hotel, todo parece diseñado para prolongar esta inmersión en un patrimonio único. Por la mañana, el buffet del desayuno se sirve en una atmósfera serena, con especial atención a los productos ofrecidos. Los niños menores de cinco años pueden disfrutarlo de forma gratuita. La terraza, accesible en verano, te permite contemplar el sol poniéndose sobre la bahía, en un ambiente casi contemplativo.
El restaurante gastronómico Le Ventre de l’Architecte forma parte integral de la experiencia. Solo acoge un número limitado de comensales, lo que garantiza una atmósfera íntima y cuidada. El chef Andriy Bondarenko expresa allí una cocina creativa, mezclando influencias del mar Negro y productos locales. La decoración, concebida como un homenaje al mobiliario del siglo XX, acompaña esta aventura sensorial con sobriedad y elegancia.
El hotel también pone a tu disposición varios espacios compartidos. Una biblioteca, un cineclub, un salón, una tienda de recuerdos inspirada en el universo de Le Corbusier, e incluso una sala de reuniones con capacidad para cincuenta personas. Si viajas con niños, podrán disfrutar de una zona de juegos dentro del parque adyacente, que abarca cuatro hectáreas.
La azotea, accesible hasta medianoche en verano, sigue siendo uno de los momentos destacados de la estancia. Allí se encuentra la idea de una vivienda colectiva abierta al cielo, con sus espacios de picnic y su solárium. Como cliente, tienes acceso a esta terraza usualmente reservada a los residentes, descubriendo así otra faceta de la Cité Radieuse. También hay una piscina infantil instalada.
Para los viajeros con coche, hay disponible un aparcamiento gratuito en el lugar. Aquellos que prefieran desplazamientos ecológicos apreciarán el alquiler de bicicletas y las paradas de autobús situadas justo frente al edificio, que conectan rápidamente con el centro de congresos del Parc Chanot, el estadio o La Joliette. El barrio ofrece una tranquilidad poco común, mientras permanece conectado con toda Marsella.
El aire acondicionado, la insonorización y el Wi-Fi gratuito en todas las habitaciones garantizan un buen nivel de confort. También dispones de una pista de tenis al aire libre, y el hotel a veces ofrece talleres de enología o visitas a apartamentos dentro de la Cité Radieuse, para enriquecer tu estancia con una dimensión cultural e inmersiva.
Desde el hotel Le Corbusier, se te abren varias escapadas. A pocos minutos a pie, el parque Borély invita a pasear, entre jardín botánico, rosaleda y senderos sombreados. Un poco más lejos, las playas del Prado te esperan para una pausa con los pies en el agua, con vistas espléndidas a la bahía de Marsella.
Si tienes curiosidad por descubrir la arquitectura local desde otros ángulos, el barrio del Panier y sus empinadas callejuelas te reservan otra cara de la ciudad, entre arte urbano, talleres de artistas y edificios con fachadas envejecidas. El Mucem, al final del Puerto Viejo, constituye una visita imprescindible, tanto por su arquitectura espectacular como por sus exposiciones sobre el Mediterráneo.
El centro de arte MAMO, instalado en la cima de la Cité Radieuse, te permitirá explorar instalaciones contemporáneas en un marco único. Fundado por el diseñador Ora Ito, este lugar se inscribe en la continuidad de la historia del edificio prolongándola hacia el presente.
Para los aficionados a eventos culturales o deportivos, el estadio Orange Vélodrome se encuentra a unos quince minutos a pie. Partidos, conciertos o encuentros internacionales animan regularmente las noches marsellesas. Finalmente, las Calanques de Morgiou, Sugiton o Sormiou son accesibles en coche o en transporte público, y representan un terreno de exploración natural notable, entre acantilados, calas y senderos.
El hotel Le Corbusier ofrece así mucho más que un simple alojamiento. Te invita a vivir Marsella de otra manera, desde el interior de una obra maestra de la arquitectura. Cada instante pasado en este edificio pensado como un lugar de vida completo enriquece tu visión de la ciudad y hace que tu estancia sea memorable sin recurrir a artificios.
Actividades
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Servicios
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Entretenimiento
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Desde 89 EUR por noche