48 rue Roux de Brignoles , 13006 Marseille
A pocos pasos del Puerto Viejo, en la intersección entre el pasado marsellés y una renovación urbana, el hotel C2 se impone discretamente en el paisaje. Ubicado en una residencia del siglo XIX de aspecto majestuoso, este lugar singular no busca impresionar con ostentación, sino seducir con coherencia y sinceridad. El edificio, cuidadosamente restaurado, conserva sus molduras, frescos y escaleras de mármol, al tiempo que integra materiales contemporáneos como el hormigón visto, el corian o el acero. Nada ha sido recreado artificialmente: las huellas del tiempo son visibles, asumidas y contribuyen plenamente a la atmósfera del lugar.
Desde la entrada, el contraste funciona. El volumen del gran salón sorprende, los juegos de luz de las lámparas de papel y metal calientan las paredes cargadas de historia, y el mobiliario elegido evoca tanto el diseño del siglo XX como una modernidad discreta. El piano de cola, las puertas correderas de época y las columnas de piedra componen un decorado a la vez noble y accesible, donde uno se desplaza con placer.
El hotel cuenta con solo veinte habitaciones, distribuidas en varios pisos. Cada una se distingue por su disposición, su altura de techo o su orientación. El hilo conductor permanece constante: espacios abiertos, luminosos y depurados. El mobiliario, diseñado por creadores emblemáticos, nunca sobrecarga los espacios. La madera, el corian blanco y los tonos sobrios contribuyen a crear un ambiente apacible. Algunas habitaciones tienen vista al jardín interior, otras al curso Pierre Puget, y dos habitaciones disponen de un balcón con vista despejada a Notre-Dame de la Garde.
En la planta baja, una habitación destaca por la conservación íntegra de su decoración original: techo artesonado, chimenea antigua, frescos pintados. El conjunto ha sido restaurado con un cuidado especial. Alejadas del lujo ostentoso, las habitaciones del C2 apuestan por la luz, el silencio y una elegancia sin excesos.
Para prolongar la experiencia, el espacio de bienestar en el sótano invita a una verdadera pausa. Entre los muros originales, una piscina angosta y profunda se extiende en un ambiente de antiguos baños termales. La iluminación tenue, los materiales oscuros, las tres duchas sensoriales, el hammam y la cabina de tratamientos forman un conjunto sobriamente refinado. Un espacio de descanso se abre a una discreta terraza, equipada con tumbonas y sillones. El lugar, también accesible a visitantes externos, permanece tranquilo incluso en las horas más concurridas.
El bar, instalado en el antiguo salón, recibe a los viajeros a cualquier hora del día. Se puede disfrutar de un desayuno en el salón o en la habitación, un café al final de la mañana o un cóctel por la noche. La carta ofrece algunos platos ligeros, lo suficiente para disfrutar plenamente del lugar sin tener que salir. El servicio, fluido y atento, acompaña la atmósfera del hotel sin imponerse.
El hotel no se limita a ofrecer un entorno agradable. Cada semana se anima con conciertos y eventos culturales. Jazz, música clásica, exposiciones temporales, noches con DJ... El C2 participa activamente en la escena artística local. Los miércoles por la noche, el gran salón y el patio se convierten en un lugar de encuentro entre los huéspedes y los marselleses curiosos.
En los días soleados, la dirección reserva a sus visitantes un paréntesis inesperado. Al embarcar desde el Puerto Viejo, se accede a la isla Degaby, una antigua fortaleza hoy privatizada por el hotel. Con una cesta de pícnic en mano, se pasa el día en las rocas o en los colchones instalados junto al mar. Este lugar, aún poco conocido por el público, ofrece una vista única de la rada de Marsella y de los relieves circundantes.
El C2 también organiza un brunch el primer domingo de cada mes. Servido en el gran salón, se extiende luego al patio ajardinado, protegido del bullicio citadino. La atmósfera es relajada, sin pretensiones. Así funciona el hotel: creando un vínculo natural entre los espacios y los usos, entre los visitantes y la ciudad.
El equipo, disponible a toda hora, prioriza una acogida sincera. Aquí no se multiplican códigos o posturas: se privilegia la discreción, la escucha y la adaptación a los deseos de cada uno. Este enfoque da al lugar una dimensión humana rara vez perceptible en establecimientos de esta categoría.
Además de la sala de reuniones con vista al curso, el hotel ofrece servicios que facilitan el día a día: consigna de equipaje, conserjería, aparcacoches, servicio a la habitación, conexión Wi-Fi, ascensor, aire acondicionado. Detalles pensados para simplificar la estancia sin sobrecargar la experiencia.
Desde el C2, los paseos urbanos son inmediatos. Bajando unos escalones, se llega al Puerto Viejo. Más que un lugar emblemático, representa un punto de partida ideal para recorrer toda la ciudad. Caminando a lo largo de los muelles, se alcanza el Mucem, cuya arquitectura audaz se integra al paisaje portuario. En su interior, la programación combina arte, sociedad y exposiciones de gran envergadura.
También se puede subir hasta Notre-Dame de la Garde, accesible a pie para los más motivados o en tren turístico. El panorama sobre Marsella y las islas de Frioul es espectacular. La visita permite comprender el apego de los habitantes a este lugar emblemático.
Más cerca, el barrio del Panier seduce por su ambiente animado y sus callejuelas coloridas. Se pasea entre galerías, talleres y tiendas independientes. El arte urbano dialoga con las fachadas antiguas, y las escaleras ofrecen hermosos puntos de vista al mar.
Para una inmersión en el Marsella contemporáneo, el barrio de los Docks y el de la Joliette reservan sorpresas: museos, galerías, eventos, sin olvidar las instalaciones del FRAC y el nuevo museo Pernod-Ricard.
Si eres amante de las salidas originales, el museo subacuático frente a los Catalanes te permitirá descubrir una exposición de estatuas sumergidas, visible nadando o con buceo ligero. Un proyecto artístico y ecológico para descubrir entre dos baños de sol.
Al elegir hospedarte en el hotel C2, entras a un lugar que combina herencia, sobriedad, atención a los detalles y apertura hacia la ciudad. Nada busca deslumbrarte, todo está pensado para ofrecerte una experiencia equilibrada, suave y perfectamente integrada al ritmo marsellés.
Actividades
General
Servicios
Restauración
Área de piscina y bienestar
Zonas comunes
Entretenimiento
Varios
Desde 189 EUR por noche